La melancolía estoica



Sobre Mortal en la noche, de Fernando G. Toledo. Alción Editora, 2013.

Por Fabián Soberón
fsoberon2003@yahoo.com.ar

He leído una y otra vez los poemas de Mortal en la noche. Una y otra vez he encontrado la extraña sombra de la desolación que serpentea entre los versos. He leído y he releído algunos poemas. Me gusta cómo Toledo entrelaza la filosofía con la poesía. 
Me parece logrado ese ejercicio de ubicar –entre líneas– ciertas posiciones filosóficas. Percibo un tono escéptico en los versos y un aire materialista, ateo, en algunos poemas. Ese aire no es didáctico ni apologético (en el sentido peyorativo de estos términos) sino, por momentos, lírico. Incluso, hay una nostalgia estoica que agranda la melancolía de ciertos poemas. 
Para mí, son inolvidables –y ya sabemos que cada lector hace su propia y pequeña antología– Gesto en el universo, Y los vuelve a abrir y Mortal en la noche
Es un acierto el título del libro. En estos poemas lo coloquial (lo cotidiano) se mezcla de manera maravillosa con la profundidad del asunto metafísico. Siento –y quizás me equivoco– que a estos poemas no les falta ni les sobra nada. Hay un equilibrio –ese que quería Octavio Paz– entre forma y sentido, una unidad que deslumbra. Y eso no es poca cosa. Creo que ahí «nada» la poesía.
 

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